Fue uno de los primeros días de pesca de los niños, fuimos junto a sus primos, y nos divertimos, un buen número de capturas, de tamaño no muy grande, pero como comienzo fue suficiente para que todos se entretuvieran y empezaron a cogerle gusto a esto de la pesca. Pedro tenía tres años, y desde entonces nunca le da pereza cuando oye: ¡vamos de pesca!.
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